lunes, 31 de diciembre de 2012

Nochevieja robot

La última noche del año es una celebración muy emotiva en casa de las familias robot. Aunque cada vez menos frecuente, siempre existe la posibilidad de que la actualización anual de firmware borre los archivos de memoria de alguno de sus miembros.

martes, 18 de diciembre de 2012

Los frailes "zombies"

No puedo resistirme a traeros este párrafo que he encontrado hacia el final de La conquista de México de Hugh Thomas. Trata sobre impresión que causaron los primeros frailes mendicantes que llegaron al país tras la conquista, a partir de 1523. 

"Los frailes impresionaron especialmente a los tarascos. Los asombraba que vistieran de modo tan diferente de los otros castellanos, y por un tiempo supusieron que eran muertos y que sus hábitos eran mortajas. Imaginaban que, al acostarse, de noche, se convertían en esqueletos, que descendían al otro mundo, donde encontraban a mujeres. También suponían que el agual bendita servía para adivinar el futuro."

sábado, 8 de diciembre de 2012

La ciudad de la desorganización y el mal gobierno

Escondidas entre las páginas más solemnes de la Historia a veces se encuentran anécdotas que nos muestran que tanto no hemos cambiado y que, al fin y al cabo, en todas partes cuecen habas. ¿O sería mejor decir en todo tiempo? Hoy os traigo de una de mis favoritas, que acaeció en Sevilla allá por el siglo XV. Aunque en los hechos principales me mantenga fiel a la historia, tal y como la conocí en Tradiciones y leyendas sevillanas de José María de Mena, me he permitido añadir diálogos y personajes para reforzar la parte bufa de un hecho ya de por sí poco serio.

Y si queréis leerla más tranquilamente en vuestro libro electrónico, aquí podréis encontrar una versión en epub y mobi.




Todo comienza con una fuga y un rumor: el prisionero había conseguido salir de la ciudad. Sus partidarios habían fingido un entierro, esquivado a los alguaciles de la Santa Hermandad que guardaban las puertas dentro del ataúd. Pero de ser así todavía era posible rastrearlo: la única salida para los cortejos fúnebres era la Puerta Osario, llamada así por ser de donde partía el camino hacia el cementerio.  Y desde que se recordaba en Puerta Osario había un escribano encargado de tomar nota de todo entierro que saliese de la ciudad, llevándose unas monedas en el proceso (¿o es que pensáis que las tasas son un invento tan reciente?). Bastaba comprobar los registros y ver que todos se correspondían con personas realmente fallecidas. Y si no era así ya se encargarían los de la Santa Hermandad de arreglar ese pequeño detalle. Después de hacerle confesar donde estaba su compinche, claro está.

En seguida partió un capitán de la Hermandad hacia el ayuntamiento a requerir el registro de los entierros.

—¿El qué?

—El registro de los entierros.

—¿De los entierros ha dicho?

—Sí, el registro de los entierros.

—Perdona, pero no entiendo...

—¡El del escribano que toma nota en la Puerta Osario, me cago en...!

—Vale, vale. ¿Están seguros de que eso es aquí?... Un momento, no hace falta ponerse así, voy a preguntar... ¡Illo! ¿Tú sabes algo de un registro de los entierros? ¡Sí, de los entierros! ¡El del escribano de Puerta Osario!... Mire, aquí no tenemos nada de eso, pero siendo cosa de cobros para mí que eso lo debe llevar el regidor de Arbitrios.

Así que fueron en busca del regidor, suponemos que entre quejas de "y para esto me he pasado yo la mañana haciendo cola" o sus equivalentes de la época.

domingo, 28 de octubre de 2012

Kathleen, leyenda irlandesa (con una segunda interpretación)

Una muchacha de Innis-Sark tenía un joven y agradable novio que falleció en un desgraciado accidente, dejándola llena de tristeza.

Un atardecer, mientras lloraba desconsolada a un lado del camino, se acercó a ella una dama completamente vestida de blanco, que le tocó la mejilla diciéndole:

—No llores, Kathleen, tu amado está bien. Mira a través de esta guirnalda de hojas y lo verás. Está en buena compañía, y lleva una corona dorada en la cabeza y un fajín escarlata en la cintura.

Así que Kathleen cogió la guirnalda y miró a través de ella. En efecto, allí estaba su amado en medio de un gran grupo que bailaba sobre una colina. Estaba pálido, pero más bello que nunca, con la corona dorada ciñéndole la cabeza, como si le hubieran hecho príncipe.

Kathleen soñando con su amado.
(En realidad es una ilustración de Edward y George
Dalziel para una edición de 1865 de Cenicienta).
—Aquí dijo la dama, tengo una guirnalda mayor. Tómala, y cada vez que quieras ver a tu amado arranca una hoja y quémala. Se levantará una gran humareda y caerás en trance. Mientras estés en él tu amado te llevará a su lado a la colina de las hadas, donde podrás bailar con él toda la noche sobre la hierba. Pero no reces ni te persignes mientras esté brotando el humo o perderás a tu amado para siempre.

Desde ese momento se obró un gran cambio en Kathleen. Dejó de rezar y de asistir a misa, y ya nunca se persignaba. Pero cada noche se encerraba en su cuarto y quemaba una hoja de la guirnalda. Cuando surgía el humo caía en un profundo sopor. En esos momentos, aunque su cuerpo estuviera tendido en la cama, en realidad ella estaba lejos, en la colina de las hadas bailando junto a su amor. Era muy feliz en su nueva vida, y quería saber nada de curas, rezos o misas. En sus viajes ahora también estaban todos sus conocidos que habían muerto, que le daban la bienvenida ofreciéndole vino en pequeñas copas de cristal, pidiéndole que volviese pronto y se quedarse con ellos y su amado para siempre.

La madre de Kathleen era una buena mujer, honrada y piadosa, que se preocupó mucho del cambio de humor de su hija. Sospechando que había sido encantada por las hadas empezó a vigilarla. Una noche en la que Kathleen, como era habitual, se encerró en su cuarto, su madre se acercó sin hacer ruido y espió por una grieta de la puerta. Vio como Kathleen tomaba la guirnalda de su escondite, arrojaba una hoja al fuego y se levantaba una gran humareda, cayendo su hija sobre la cama en un profundo trance.

La mujer no pudo guardar silencio por más tiempo, pues había reconocido la obra del diablo. Cayó de rodillas y rezó en voz alta:

—¡María, madre, aleja los malos espíritus de esta niña!

E irrumpió en la habitación haciendo el signo de la cruz sobre la muchacha dormida, que inmediatamente se incorporó gritando:

—¡Madre! ¡Madre! ¡Los muertos vienen por mí! ¡Están aquí! ¡Están aquí!

Su cuerpo se agitaba con fuertes sacudidas. La pobre madre mandó a buscar al cura, que roció a la joven con agua bendita mientras rezaba por ella. Luego tomó la guirnalda de su lado y la maldijo. Instantáneamente las hierbas se convirtieron en polvo y cayeron al suelo formando un montón de cenizas. En ese instante Kathleen se tranquilizó, y pareció que los espíritus malignos la abandonaban. Pero estaba demasiado débil como para moverse, hablar o rezar. Y esa noche, antes de que el reloj diera las doce, falleció.

FIN

Leyenda de las islas occidentales de irlanda recopilada por Lady Jane Wilde Speranza (1821-1896). Traducción propia. Podéis ver descargar el original en inglés aquí.

Si habéis llegado hasta aquí quizá os estéis preguntando por la segunda interpretación a la que hace referencia el título. Pensad en lo que acabáis de leer: una leyenda de hadas y encantamientos, ¿verdad?

Eso pensé yo la primera vez. Pero tras pensar un poco en ella se me ocurrió otra interpretación de la historia: una joven en plena depresión por la pérdida de su novio se dedica a inhalar el humo de unas hierbas que le hacen tener alucinaciones. Llega un momento en que lo más importante para ella es su viaje de todas las noches y empieza a abandonar sus hábitos normales (no ira a misa en aquella época era algo serio, la gota que colmaba el vaso). Su madre se preocupa el día que la sorprende en un mal viaje y quema su reserva. Por supuesto, y para que la historia sea lo bastante ejemplarizante, la pobre muchacha acaba muriendo.

Esto no deja de ser una interpretación sin ninguna base, pero no me extrañaría que lo que pasó a la historia como una leyenda de espíritus no tuviera también su lado ejemplificador en un primer momento. Un cuentecito para disuadir a las jóvenes de jugar con ciertas hierbas.

Así que ya sabéis, niños y niñas, no aceptéis guirnaldas de desconocidos.

domingo, 14 de octubre de 2012

Descarga el ebook de "El último truco de Loki"

Cuando el dios de la luz Baldr empieza a tener pesadillas con su muerte la preocupación cae sobre Asgard. Hasta que Frigg, esposa de Odín, encuentra la solución perfecta: hacer jurar a toda la creación que no dañará a su hijo. Problema resuelto. O eso pensaban. No contaban con las tretas del dios del engaño Loki, que ponen en marcha una serie de acontecimientos que acabarían decidiendo su propio destino.

Acompañad a los dioses a través de fiestas, crímenes, viajes al infierno, venganzas y situaciones absurdas que acaban llenando de momentos de humor una de las mayores tragedias de la mitología nórdica.

Haz click sobre el icono correspondiente para descargar El último truco de Loki en formato epub o pdf (tamaño adaptado para lectores electrónicos).

El último truco de Loki es una reescritura con notas de humor de una de las leyendas claves de la mitología nórdica. También es un proyecto que desde el primer momento decidió no comportarse como se esperaba de él. Yo tenía desde hace tiempo una imagen en la cabeza procedente una antigua lectura: una fiesta en la que un grupo de dioses borrachos se divertían lanzando todo tipo de objetos y armas a uno de ellos, que no dejaba de reírse e incitarles a continuar.

Mi idea original era contar la historia de esa fiesta y el papel que había jugado en ella el taimado dios Loki. Pero conforme me fui documentando sobre el mito me di cuenta de que la historia de la fiesta quedaba incompleta sin contar el posterior viaje de Herrod al inframundo. Eso significaba hacer una entrada muy larga o partirla en dos, que fue lo que decidí. Y ahí entró en juego el humor (negro) que impregna muchas leyendas nórdicas. Porque cómo iba a contar el viaje de Herrod sin narrar la ceremonia en la que se encontraba mientras el resto de los dioses y como esta derivaba hacia el absurdo. Eso ya hacía tres entradas.

Bueno, una trilogía, eso siempre está de moda, pensé. Iluso. Porque eso significaría dejar fuera de la mayor parte de la narración precisamente el personaje que le había dado título. Mientras escribía (y leía) iba cayendo sin remedio rendido al encanto del dios embaucador. Y así dejó de ser una historia sobre el mito de Baldr para convertirse realmente en la narración de cómo Loki sellaba su destino en un último desafío a los dioses. Lo que iba ser una entrada, que en realidad eran dos pero se convirtieron en tres, acabaron siendo cuatro.

Y cada una más larga que la anterior: conforme escribía iba cogiéndole más cariño a los dioses nórdicos y sus andanzas, lo que se iba traduciendo en más detalles y más oportunidades donde deslizar alguna situación cómica y, como consecuencia, un mayor tiempo de espera entre entrada y entrada. Así surgió la idea de juntarlas todas en un archivo para facilitar su lectura, que podéis descargar en los iconos que están al principio de esta entrada.

Leedlo, disfrutadlo y, si os ha gustado, compartidlo (y dejadme algún comentario).

jueves, 11 de octubre de 2012

El último truco de Loki IV: El destino de Loki

Fimafeng se permitió un breve momento de descanso, el primero que se tomaba aquella noche, probablemente el primero en toda la semana. El esfuerzo había valido la pena; a su alrededor se desarrollaba la mejor celebración que habían visto nunca los salones de Aegir, dios del mar. Una lástima que no fuera a vivir para verla acabar.

Por supuesto Fimafeng no era en absoluto consciente de la cercanía de su muerte. De haberlo sospechado es posible que hubiera elegido estos últimos momentos para reunirse con sus seres más queridos, quizás recorrer los lugares de su juventud, o más probablemente esconderse debajo de su cama con la luz apagada intentando no hacer ningún ruido. O, tal vez, sabedor de la inmutabilidad de nuestro destino, habría querido esperar a la muerte haciendo justamente lo que le ocupaba en ese momento: rellenar las jarras de los dioses que se divertían a su alrededor mientras se preocupaba de que aquella fuera una fiesta realmente memorable

Eso es algo que nunca sabremos, porque ni él ni ninguno de los invitados eran conscientes de los acontecimientos que, irónicamente, iban precisamente a convertir esa noche en algo imposible de olvidar. Esa ignorancia era la que permitía que Fimafeng fuese de un lado a otro con una sonrisa de suficiencia que, más ironía, tanto estaba contribuyendo a que se acercase su final.

Realmente no le faltaban motivos para estar satisfecho. Era la primera vez que los dioses se reunían tras el funeral de Baldr. Su señor Aegir había pensado que una gran cena podía ser una ayuda para dejar atrás la tristeza por la pérdida del dios de la luz. Parecía estar funcionando, y gran parte del mérito era suyo.

Aegir y sus hijas preparando cerveza,
por C. Hansen (Wikipedia).
Había sido él quien había elegido cuidadosamente tanto la comida como su presentación, por no hablar de los días dedicados a seleccionar las mejores cervezas de la bodega de su señor (lo cual le había proporcionado tangencialmente momentos de gran alegría y grandes dolores de cabeza a la mañana siguiente). Pero de lo que estaba más orgulloso era de su idea de disponer estratégicamente planchas de oro por todo el salón de manera que ocultasen las antorchas al tiempo que reflejaban su luz, bañando la sala en un resplandor dorado. El efecto era ciertamente espectacular, como así le habían hecho saber en un momento u otro de la noche los todos los invitados. Aunque posiblemente sería más exacto decir todos menos uno.

Loki no estaba en absoluto de humor para felicitar a nadie. Mucho menos a esa cucaracha pretenciosa que se paseaba entre los dioses como si fuera uno de ellos. De haber estado ahí Thor haría tiempo que se habría percatado de las señales que advertían de la tormenta y, en nombre de las aventuras que habían corrido juntos, muy probablemente habría sido capaz de desactivarla antes de que fuese demasiado tarde.

Pero Thor se encontraba en esos momentos viajando por Oriente, y el resto de los dioses no eran conscientes del aumento del mal humor de Loki. Simplemente habían dejado de prestarle atención.

viernes, 24 de agosto de 2012

El último truco de Loki III: Viaje al inframundo

— ¿En qué momento se me ocurrió meterme en esto?

El espectro que le servía de guía se giró:

— ¿Decía algo el señor?

— Nada, no importa —respondió Hermod antes de volver a sumirse en sus pensamientos.

Claro que recordaba el momento en que se le ocurrió meterse en esto. Había sido justo después de que su madre Frigg se dirigiese a ellos sobre el cadáver de Baldr y pidiese un voluntario para traerlo de vuelta del inframundo. De entre todos los dioses él había sido el único que había reunido el valor, o la estupidez, suficiente como para presentarse voluntario. Por supuesto que el generoso número de cervezas que había estado tomando antes del asesinato tenía algo que ver con su ofrecimiento, pero también los otros dioses habían bebido abundantemente durante la fiesta y no por eso habían dado un paso al frente. También podría echarle la culpa al cariño que sentía por su madre o su hermano asesinado, pero tampoco era la verdadera razón. Lo que le había decidido a dar un paso adelante no era el alcohol o la familia, sino el deseo de ser tomado en cuenta.

Todos los demás dioses habían corrido grandes aventuras que contar en la mesa, heroicas búsquedas que los hombres narraban frente a sus hogares. Mientras que él, Hermod el ligero, solo era mencionado de pasada, llevando algún mensaje de los dioses. Él también quería tener su saga y si era necesario cabalgaría hasta el infierno helado de Helheim y arrancaría el alma de Baldr de las manos de la mismísima Hel en una gesta que los skalds cantarían en todos los salones de Midgard. O al menos esa era la teoría.

Su ardor guerrero empezó a enfriarse un par de noches después de salir de Asgard. Realmente es difícil no enfriarse cuando se recorren estepas heladas en las que el sol no es más que un tímido rayo que se asoma unos minutos para marcar la diferencia entre una noche y la siguiente. A su alrededor sólo había nieve y hielo. Y muertos, claro.

lunes, 9 de julio de 2012

El último truco de Loki II: Un funeral accidentado

En la anterior entrada habíamos dejado a los dioses rodeando incrédulos el cadáver de Baldr, dios de la luz, de lo bueno, lo puro y lo justo. Los dioses culpaban de su muerte a su hermano Hodur, el oscuro, pero lo que ni siquiera Hodur sabía era que detrás del asesinato estaba la mano de Loki, dios del fuego, de los trucos y el engaño, que había logrado escapar sin despertar ninguna sospecha.


Los dioses aún estaban asimilando lo que acababa de ocurrir cuando apareció en la sala una destrozada Frigg. La diosa se desplomó sobre el cuerpo sin vida de su hijo y durante unos instantes en la concurrida sala solo se escucharon sus sollozos.

Entonces Frigg se apoyó en el brazo de su esposo Odín y se volvió hacia el resto de los dioses:

—¿Quién de vosotros, que os llamabais amigos de mi hijo, quién se atreverá a bajar al Helheim a pedir a la diosa de los muertos su precio por dejarle volver entre nosotros?

Los dioses se miraron entre ellos incómodos. Una cosa es estar dispuesto a cederle a un amigo tu mejor escudo para su vida posterior, y otra muy distinta visitar el frío infierno donde penan las almas de aquellos que, por no haber muerto en combate, no tenían derecho a sentarse en el Valhalla.

—¿Nadie? —insistió Frigg—. ¿No hay nadie con el valor para devolverme a mi hijo y ganarse nuestro eterno agradecimiento?

Finalmente fue Hermod, otro de los hijos de Odín y Frigg, quien dio un paso al frente, para alivio del resto de los dioses. Un momento después se encontraba montado en Sleipnir, el caballo de ocho patas de Odín, dispuesto a iniciar su viaje. Mientras, el resto de dioses empezaba a preparar el funeral del Baldr.

Las últimas palabras de Odin a Baldr,
por W.G. Collingwood (Wikipedia).
Llevaron a tierra a Hringhorni, el barco de Baldr, el más grande en surcar nunca el mar, y dispusieron sobre él la pira funeraria, colocando alrededor sus armas, su caballo y otros enseres que le serían de utilidad en su nueva vida. Luego los dioses y muchas otras criaturas que habían amado al dios de la luz pasaron junto a la pira depositando regalos. El último fue su padre Odín, que dejó el famoso anillo mágico Draupnir, que si bien no servía para dominarlos a todos, sí que se dividía en ocho copias idénticas cada nueve noches. Antes de retirarse Odín susurró al oído de su hijo algo que nadie fue capaz de escuchar.

Una vez que todos hubieron presentado sus respetos a Baldr, llegó el turno de despedirse a su esposa Nanna. Pero el pesar de ver por última vez a su amado fue demasiado para el corazón de la diosa, que se desplomó sin vida y fue colocada junto a Baldr para acompañarlo en su último viaje.

La muerte de la bella Nanna terminó de enfriar el ánimo de los numerosos asistentes al funeral. En medio de un ominoso silencio los presentes se dispusieron a empujar el barco sobre el camino de troncos que le llevaría al mar. Una vez allí Thor sería el encargado de bendecir la pira con su martillo Mjöllnir antes de prenderle fuego.

Y aquí empezaron los problemas.

viernes, 6 de julio de 2012

Monopolio por la gracia de Dios

(Entrada publicada originalmente en Un café con Clío.)


Retrato de Alejandro VI
(Rodrigo de Borja o Borgia)
por Cristofano dell'Altissimo
(Wikipedia)
En la Edad Media el alumbre era un mineral muy cotizado, en particular en la industria textil, que lo empleaba para curtir el cuero y fijar tintes. La mayor parte del alumbre que se consumía en Europa provenía de las islas y costas del Egeo. El problema llegó con la expansión turca, que alejó a los europeos de las fuentes de producción y provocó un aumento de los precios.

Así hasta que el papa Alejandro VI (1431-1503) publicó una bula prohibiendo la compra a los infieles. ¿Un intento de cortar las fuentes de financiación a los enemigos de la cristiandad? No. Más bien visión comercial: en 1461 se habían descubierto unas minas de alumbre en Tolfa, que estaba dentro de los Estados Papales.

Desde entonces el Papa hizo lo posible para mantener tan lucrativo negocio en régimen de monopolio, amenazando con excomulgar a los reyes y príncipes que comprasen alumbre en otros lugares, presionando para cerrar las minas de la competencia (incluso con intervenciones militares) y cuando esto último no era posible, incorporando a sus competidores al cartel.

No es de extrañar el afán de Alejandro VI en proteger esta nueva fuente de ingresos teniendo en cuenta los tremendos gastos a los que tenía que hacer frente, causados las continuas guerras en las que se veían envueltos los Estados Papales, unidos a los ambiciosos programas de construcción que llevaba a cabo. Además de proteger el monopolio del alumbre, Alejandro VI no dudó en recurrir a la venta masiva de indulgencias y cargos eclesiásticos (que garantizaban unos ingresos de por vida), lo que ocasionó un gran incremento de los miembros de la Curia, muchos de ellos sin una función definida.

Fuentes:

lunes, 25 de junio de 2012

El último truco de Loki I: El destino de Baldr

Era imposible encontrar dos hermanos más distintos que Baldr y Hodur. Decir que eran la noche y el día no bastaba para describir sus diferencias. Y es que Baldr representaba la luz, lo puro, lo bueno, todo que es hermoso y justo, mientras que su hermano Hodur simbolizaba la oscuridad y todo lo que se esconde en ella. Como habréis podido suponer ambos eran dioses, hijos del mismísimo Odín y su esposa Frigg.

Todos, dioses, hombres, elfos, enanos y demás criaturas mundanas o divinas amaban a Baldr y sentían alegrarse su corazón cuando el dios estaba cerca. Por eso fue motivo de gran preocupación cuando su luz empezó a empañarse. La culpa la tenían una serie de terribles pesadillas en las que Hel, la diosa de los muertos, le llamaba a su lado.

No es propio de los dioses tomar a la ligera este tipo de señales, así que Frigg se puso en seguida manos a la obra e hizo jurar a toda la creación que jamás haría daño a su hijo. Elfos y enanos, gigantes y hombres, todas las criaturas grandes y pequeñas juraron. Y no contenta con eso también se lo exigió a las plantas, hierba, piedra, agua o metal.

Cuando Frigg les comunicó al resto de los dioses el éxito de su misión, la alegría fue tal que al poco se había organizado una gran fiesta. No pasó mucho hasta que a alguno de los dioses, con alguna cerveza de más en lo alto, se le ocurriera la idea de poner a prueba el juramento. Posiblemente todo empezara con algo inocente, como el lanzamiento de una pequeña piedra que, ante la mirada atónita de los festejantes, se desvió antes de tocar a Baldr. De ahí a probarlo con algo más contundente solo iba un paso, y al poco rato los dioses estaban lanzándole todo lo que encontraban a mano.

lunes, 11 de junio de 2012

Puestos a elegir...

(Entrada publicada originalmente en Un café con Clío.)


En 1511 Diego Velázquez, al frente de unos tresciento treinta hombres, se lanza a la conquista de Cuba. La excusa fue perseguir al cacique taíno Hatuey, que había buscado refugio allí tras escapar a una matanza de jefes indios en La Española. Cuba se encontraba escasamente poblada en la época, y sus habitantes fueron incapaces de oponer resistencia a los castellanos. La mayor resistencia partió del propio Hatuey, aunque no pudo evitar ser capturado y ejecutado por los conquistadores.

Pero antes de ejecutarlo sus captores, en lo que debían de considerar un gesto de clemencia, le dieron a elegir la forma de su muerte: quemado vivo en la hoguera o, si aceptaba bautizarse, una muerte rápida por la espada. Hatuey eligió la hoguera. La razón: le habían contado que si se bautizaba iría al cielo, donde pasaría el resto de la eternidad en compañía de los castellanos.

Muerte de Hatuey, grabado de Théodore de Bry (1528-1598).
Fuente: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

La anécdota ilustra el sentir de los primeros indios que tuvieron contacto con los conquistadores. En los pocos años desde que habían puesto el pie en La Española hasta la invasión de Cuba ya habían conseguido casi exterminar a los nativos de la primera isla. Los aborígenes de Cuba seguirían el mismo camino en apenas una generación. La razón fue principalmente las duras condiciones de trabajo a las que se vieron sometidos, junto la destrucción de sus cultivos por los animales que los castellanos habían soltado en la isla. El propio Diego Velázquez informó satisfecho al rey Fernando que en tres años el puñado de cerdos que había llevado consigo a la isla se habían convertido ya en más de treinta mil. No era de extrañar entonces que hubiera quien prefiriese una muerte lenta antes que pasar el resto de la eternidad al lado de sus verdugos.


Fuente: La conquista de México, de Hugh Thomas, que a su vez cita a la Historia de las indias de Bartolomé de las Casas.

domingo, 3 de junio de 2012

Eco y Narciso

Eco era una ninfa que vivía con sus hermanas en los bosques cercanos al monte Helicón. Las ninfas eran divinidades de la naturaleza, unos espíritus femeninos a los que gustaba cantar, bailar y... Bueno, si os digo que nifómana viene de ninfa yo creo que os podéis hacer una idea, ¿no? Esta última cualidad era especialmente apreciada entre otras criaturas divinas, entre las que se encontraba el mismo Zeus, que tenía cierta afición a pasear por sus bosques.

Esta simpatía hacia las ninfas no era del agrado de Hera, que se dejaba caer de cuando en cuando por los alrededores con la intención de pillar a su marido con las manos en la ninfa. Y aquí es donde entra en escena Eco. Veréis, Eco tenía una particularidad que la distinguía de sus hermanas: tenía una prodigiosa facultad para hilvanar elaborados discursos que adornaba de singular manera haciendo uso de... vamos, como se diría coloquialmente, que no se callaba ni debajo del agua.

Aunque esta facultad suya podía llegar a resultar en ocasiones un poco irritante para sus hermanas, pronto habían encontrado una manera de utilizarla en su beneficio. Nada más aparecer Hera por las cercanías del bosque, Eco se las apañaba para hacerse la encontradiza y descargar sobre ella todo el peso de su elocuencia. Y mientras Hera se veía enredada en una catarata de saludos, comentarios, reflexiones y cotilleos, Zeus aprovechaba para escabullirse discretamente de vuelta a casa.

lunes, 28 de mayo de 2012

El gran asedio de Gibraltar

El 11 de julio de 1779 comenzó el intento más importante por parte de España para recuperar Gibraltar, con un asedio que habría de prolongarse durante tres años y medio. Tres años en los que se sucedieron actitudes heroicas y vergonzosas, episodios de valor y estupidez hasta llegar al asalto final en el que... Bueno, supongo que os hacéis una idea de como acabó, ¿no?


Una guerra que empezó al otro lado del océano

Empecemos poniéndonos un poco en contexto. El 4 de julio de 1776 las colonias británicas de América del Norte proclaman su independencia de la metrópoli, comenzando la Guerra de la Independencia de Estados Unidos. Los rebeldes corren a buscar apoyo exterior y, por aquello de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, ponen sus ojos en Francia, que no puede dejar pasar la oportunidad de incordiar a su principal enemigo. Dos años después de su inicio, lo que empezó como una guerra entre una colonia y su metrópoli se convirtió en un conflicto entre dos de las naciones más poderosas del mundo, una auténtica guerra mundial que se extiende desde el norte del Océano Atlántico hasta el Índico, pasando por el Caribe, el Pacífico y el Mediterráneo en un enfrentamiento que ganaría quien fuese capaz de dominar el mar y sus rutas comerciales.

Y aquí es donde entra en juego España. Para disputarle a Inglaterra el dominio de los mares Francia necesitaba contar con el apoyo de la flota española, así que Luis XVI presionó a un reticente Carlos III, que no veía claro los beneficios de participar en el conflicto, hasta convencerle para entrar en la guerra en virtud del pacto de familia entre borbones. Y el caramelo para terminar de convencer al rey español fue la recuperación de Gibraltar y Menorca, en manos de los ingleses desde el Tratado de Utrecht de 1713.

Imagen digital de la NASA donde aparece resaltado Gibraltar (Wikipedia)


jueves, 17 de mayo de 2012

Final de cuento moderno

...y entonces el Lobo logró convencer a las ovejas de que no podían seguir permitiéndose mantener al perro, y que debían deshacerse de él si querían que su granja volviera a ser rentable.

FIN

martes, 8 de mayo de 2012

Frustrado y enfadado con HP

Últimamente tengo un poco descuidado el blog, y una de las razones es que una parte importante del poco tiempo libre del que puedo disponer para usar el ordenador la paso reinstalando y/o volviendo a configurar algo. Un proceso cada vez más repetido y absurdo que ha llegado a su límite esta misma tarde, con una conversación con el servicio técnico que todavía me enerva cuando pienso en ella.

Veréis. Yo me compré este ordenador, un HP Pavilion-g6 el pasado noviembre en la tienda virtual de HP. Al poco empezó a reiniciarse. Las primeras veces no le di importancia, pero como se repetía escribí al servicio técnico. Eso fue el 31 de enero.

Así empezó un carrousel al que no soy capaz de ver el final, y que me ha llevado, desde aquel 31 de enero, a hablar con cuatro técnicos distintos, reclamar tres veces a atención al cliente, enviar el ordenador a reparación dos veces, de las que volvía con el sistema restaurado, además de las otras tres veces en que lo he tenido que restaurar yo.

Esto supone que en poco más de tres meses he tenido que empezar a usar el ordenador desde cero en cinco ocasiones. Cinco veces en que he tenido que volver a configurar menús, introducir claves, iniciar sesiones, añadir/restaurar marcadores, instalar programas y configurarlos.

O al menos las primeras veces. Porque conforme avanzaba el tiempo cada vez instalaba menos cosas. ¿Para qué, si en unos días voy a tener que volver a empezar desde el principio?

Así que hoy mi ordenador estaba recién restaurado a la configuración de fábrica, con solo tres programas (aparte de lo que el ordenador traía preinstalado): Firefox, Chrome y el antivirus Trend Micro del que tengo licencia. Había dejado fuera todo lo demás. Ni siquiera tenía mis archivos de trabajo por no haber instalado el Dropbox que para mí se había vuelto imprescindible.

En estas condiciones he recibido la llamada del cuarto técnico distinto de HP. Hemos empezado mal, cuando me ha dicho que es una suerte que solo estén instalados esos tres programas, porque seguro que el problema era de uno de ellos y así acabaríamos antes. ¿Suerte? ¿Una suerte que mi experiencia con el ordenador se haya visto reducida a lo básico? Pero bueno, no he dicho nada sobre eso y hemos empezado a hacer algunas pruebas. O más bien a repetir pruebas que ya había hecho con alguno de sus compañeros.

Lo malo, o absurdo, o enervante, no sé como definirlo, ha sido cuando he pensado un poco mejor en lo que me había dicho y le he comentado que si mi ordenador se reiniciaba cuando usaba programas tan conocidos como Firefox, Chrome o Trend Micro, instalados en cientos de miles de ordenadores, entonces el problema no debía ser del programa, sino de mi equipo. Que si los HP Pavilion-g6 no pueden usarse con Firefox, Chrome o Trend Micro, deberían avisarlo porque entonces no lo hubiese comprado, y que tal vez esa información deberían hacérsela saber a Trend Micro (que al fin y al cabo vive de vender licencias).

No, me respondió, él no tenía constancia de ningún fallo de estos programas en los HP Pavilion-g6. Entonces le dije que si eso ocurría solamente en mi equipo, entonces es que era mi equipo el defectuoso. Pero no, si era un problema del software (en particular insitía en el antivirus), entonces no era problema del equipo (y por tanto, según parecía indicar, no era su problema). ¿Y qué pasa si finalmente es problema del antivirus? Pues entonces habría que desinstalarlo y volverlo a instalar.

Estupendo. Salvo que eso ya lo he hecho. Cinco veces. La conversación fue embrollándose hasta que finalmente me dijo que ellos no respondían nada más que del software que el ordenador trajera preinstalado, momento en que di por terminada la conversación.

La conclusión que he sacado de esta conversación es que si de todas las pruebas y resintalaciones resulta que le echan la culpa al antivirus, o al Firefox o al Chrome, entonces adiós muy buenas. Pensad un poco en ello. Eso quiere decir que por muy fiable que sea el programa que instaléis, incluso si os habéis gastado un buen dinero en la licencia, si le echan la culpa se negarán a cambiaros/repararos un equipo que da problemas. O que no puedo usar el antivirus que yo quiera, sino que debo quedar ligado al Norton que traen preinstalado gratis por 60 días.

Lo peor de toda esta situación no es el tiempo perdido, las ganas que me han quitado muchas veces de coger el ordenador, sino la sensación de impotencia como consumidor ante una gran empresa. Es tener que tragarme un día más la frustración y el enfado que me entra cada vez que me pego de nuevo contra el muro y volver a mi vida normal pese al cabreo que llevo dentro, del que no tienen ninguna culpa las personas que me rodean.

Así que me he sentado a escribir esto usando un Internet Explorer que siempre he intentado evitar, sin poder escuchar de fondo la música de Spotify como me gusta y sin ganas de entrar en mis páginas favoritas por falta de mis marcadores. Esperando fervientemente que vuelva a fallar, a reiniciarse, porque eso significaría que empezaría a ver el fin al problema, que no tendré que volver a pelearme con locutoras y técnicos para poder instalar el navegador que me gusta o el antivirus para el que tengo licencia y aún así poder exigir que mi equipo funcione correctamente.


(Si durante esta lectura te has puesto en algún momento en mi lugar, por favor dale publicidad a esta entrada. Rebótala, compártela, tuitéala. La publicidad es la única forma de que cambien su forma de actuar.)

Ahora también podéis votarlo en meneame.

martes, 1 de mayo de 2012

Notas sobre la Gran Armada: las expediciones de Drake, el almirante que no quería serlo y por qué los ingleses disparaban más veces

(Entrada publicada originalmente en Un café con Clío.)



Cuando escribía la entrada sobre El fracaso del Gran Designio de Inglaterra me vi obligado a dejar fuera varios apuntes que, aunque interesantes, hubieran alargado aún más una historia ya lo bastante extensa. Veamos ahora como Isabel I suplía su escasa tesorería dando entrada a capital privado en sus expediciones; por qué Felipe II puso al mando de Gran Armada a alguien sin experiencia ni confianza en el éxito de la empresa; o por qué los artilleros españoles apenas podían responder la lluvia de proyectiles ingleses.

Drake ataca Cádiz

1590 or later Marcus Gheeraerts, Sir Francis Drake Buckland Abbey, Devon
Fracis Drake,
por Marcus Gheeraerts
(Wikipedia).
Uno de los problemas que tuvo que solventar la reina Isabel I de Inglaterra al organizar su defensa frente a Felipe II fue la falta de capital. Sus ingresos eran muy inferiores a los españoles y, además, no tenía acceso al abundante flujo de créditos que mantenía en marcha la maquinaria española. Para paliar esta ausencia de liquidez los ingleses recurrieron a expediciones mixtas en las que inversores privados corrían con parte de los gastos a cambio del botín que pudieran obtener.

Una de ellas fue la que comando Francis Drake en forma de ataque preventivo contra la armada que se estaba agrupando en Lisboa. La corona aportó seis buques, y el resto Drake, sus amigos y comerciantes londinenses. El 29 de abril de 1587 la expedición cayó por sorpresa sobre Cádiz, un puerto clave para enviar suministros a la armada y con menos protección que Lisboa. Se capturaron o destruyeron veinticuatro barcos españoles con abundantes provisiones para la armada, y pudo ser todavía peor, toma de la ciudad incluída, de no ser por la la apresurada intervención del duque de Medina Sidonia.

Defense of Cadiz Against the English 1634
Defensa de Cádiz frente a los ingleses, de Francisco de Zurbarán (Wikipedia)

sábado, 14 de abril de 2012

Achamán, Guayota y las hogueras del infierno (leyenda guanche)

Aquel día Achamán había interrumpido sus quehaceres habituales para sentarse en el Echeide a contemplar el mundo a su alrededor. Las rocas desprendían una agradable calor que contrastaba con la fresca brisa que llegaba del mar. Con un leve movimiento de cabeza Achamán podía ver en la clara mañana las bestias correr por los prados, las aves en el cielo, las estelas de los grandes peces, mientras escuchaba el rumor del viento en los pinos y el crujir de las rocas al calentarse bajo el sol. A su lado un lagarto avanzaba lentamente, la vista puesta en un saltamontes que mordisqueaba una hoja.


Mientras observaba el ondular de la espalda del reptil notó un movimiento sobre él: unos pinzones azules se perseguían en pleno cortejo. Más allá de ellos un águila volvía a su nido sujetando entre sus garras un pez cuyas escamas lanzaban destellos al sol.

Achamán sintió como su pecho se llenaba de alegría ante la belleza desplegada frente a sus ojos. Pero la sonrisa se borró de su rostró al crecer en su interior un pensamiento incómodo: ¿qué sentido tenía toda esa belleza si él era el único capaz de apreciarla?
Fruto de una súbita determinación Achamán se puso en pie, provocando el vuelo del saltamontes y la huida de un lagarto asustado al ver moverse lo que hubiera jurado que era parte de la montaña. Desde el hueco entre dos piedras observó como Achamán caminaba ladera abajo, el rostro serio mientras una idea iba abriéndose paso en su interior.
Unos días después volvió a sentarse en el mismo sitio, de nuevo sonriente mientras observaba a los primeros hombres abrir los ojos y mirar asombrados a su alrededor.



En los violentos fuegos que arden dentro del Echeide desde donde Achamán contemplaba el mundo estaba el hogar de Guayota. Donde Achamán representaba la vida, Guayota era la muerte, donde la creación, la destrucción. Guayota odiaba las criaturas con las que Achamán había poblado el mundo, y por encima de ellas a su última creación, los hombres.

Sin atreverse a atacarlos directamente por miedo a Achamán, el malvado Guayota tramó un, nunca mejor dicho, oscuro plan. Por medio de engaños atrajo a Magec, que llenaba el mundo de luz desde los cielos, hacia el interior del Echeide donde podía usar todo su poder para apresarlo.

El terror se adueñó del corazón de los hombres al darse cuenta de que había desaparecido el sol. Desesperados acudieron al mismo Achamán pidiendo que intercediera ante ellos. Lleno de ira, el dios se dirigió a la cumbre del Echeide, al gran cráter que daba entrada al reino de Guayota. Bajo él los fuegos se agitaban llamándole por su nombre. En medio de ellos Guayota esperaba, confiado al sentirse en su elemento.
Ausente Magec del cielo para marcar el paso del tiempo, los hombres fueron incapaces de saber cuántos días se prolongó la lucha. Bajo ellos la tierra temblaba incapaz de contener el terrible combate que se desarrollaba en su interior.
Cuando al fin llegó la calma, los hombres salieron de sus refugios y contemplaron como la cima del Echeide empezaba a brillar en la oscuridad. Los más agoreros se lanzaron al suelo anunciando a gritos la llegada de Guayota, que descendería rodeado de fuego para acabar con todas las criaturas vivas.

Pero en lugar de bajar por la ladera, la luz se hizo más fuerte hasta que fueron incapaces de mirarla, y así supieron que era Magec que escapaba. Tras él surgió Achamán, que corrió a cerrar el cráter tras de sí con una gran roca, justo a tiempo para evitar la salida de Guayota.
El dios de los infiernos luchó, empujó y golpeó la roca con todas sus fuerzas, generando tal terremoto que partió la isla donde estaba el Echeide en siete trozos, que ahora conocemos como Islas Canarias. En su montaña más alta, la que hoy llamamos Teide, sigue encerrado Guayota bajo la piedra que puso Achamán, el último cono blanquecino que corona volcán, y que recibe en nombre de Pan de Azúcar.

Desde ese día, cada vez que la tierra temblaba y el brillo del fuego asomaba en la cima del Teide, los antiguos guanches prendías numerosas hogueras por los campos. Unos dicen que para asustar a Guayota. Pero otros, sabiendo que el fuego es su elemento natural, afirman que es para que Guayota se confunda y, pensando que aún continúa en los infiernos, continúe su camino.

El Teide con el Pan de Azúcar en su cumbre. Fotografía de darksidex.


domingo, 8 de abril de 2012

No fueron solo los elementos: el fracaso del Gran Designio de Inglaterra

(Entrada publicada originalmente en Un café con Clío.) 


Portrait of Philip II of Spain by Sofonisba Anguissola - 002b
Retrato de Felipe II
de Sofonisba Anguissola (wikipedia)
"Contra los hombres la envié, no contra los vientos y el mar" es la frase que le atribuye su biógrafo Baltasar Porreño a Felipe II al conocer el fracaso de la que había sido su empresa más ambiciosa. El Gran Designio de Inglaterra era un plan de invasión que involucraba lo mejor de su ejército junto con una gran armada, "la mayor y más poderosa combinación jamás reunida en la Cristiandad", como la describió en una carta llena de preocupación uno de los capitanes ingleses que se enfrentó a ella.

Una jugada arriesgada que, de haber tenido éxito, habría cambiado de manera crítica el equilibro de poder en Europa.




Génesis del proyecto

La década de 1580 había empezado bien para el soberano español. Acaba de unir a su corona la portuguesa con todos sus territorios de ultramar, la amenaza turca en el mediterráneo había desaparecido de momento al estar su atención dirigida hacia sus fronteras orientales, y el tradicional enemigo de España, Francia, se hallaba en plena crisis interna, envuelta en una lucha entre católicos y protestantes. Pero, como si el principio de un cómic de Asterix se tratase, había un pequeño territorio que resistía tenazmente.

sábado, 31 de marzo de 2012

El sueño igual

(Hoy quiero compartir con vosotros uno de los mejores regalos que me han hecho. Cuando mi santa le dijo a mi hija Paula que se acercaba mi cumpleaños, ella en seguida supo qué tenía que regalarme: "Un cuento, que le gustan mucho a Papá". Así que a sus cinco (casi seis) añitos se puso a dictarle a su madre la historia que os reproduzco a continuación, que la encuadernó incluyendo los dibujos que Paula hizo para ilustrarla.)

Erase una vez un corazón que se llamaba Paula y que un día iba caminando por el bosque, y se encontró a su amiga la estrella Ana. Paula le dijo:

―¿Qué estás haciendo?

―Estoy corriendo ―le contestó Ana― del Lobo grande y feroz y toda su pandilla de lobos y zorros.


Paula dijo:

―¡Oh, no! ¡Eso es terrible! Vamos a salir las dos huyendoooooo.

Entonces se encontraron a su amiga la Luna, que le dijo a Ana:

―¿Qué estás haciendo, hijita?

Ana contestó:

―Estamos huyendo del Lobo grande y feroz y su pandilla de lobos y zorros.

Entonces, la Luna le dijo:

―Dale de la mano al corazón y ¡vuela!

―¡Pero es que nos persiguen el Lobo grande y feroz y su pandilla de lobos y zorros!

―Pues yo os ayudaré para ir más rápido ―contestó la Luna.

Entonces se puso como una catapulta hasta el cielo y salieron volando y por el cielo se encontraron a su mejor amigo, el Sol.


Ana dijo:

―Sol, Sol ¡Ayúdanos! Es que yo vuelo poco y quizás me caiga, o no, pero el gran Lobo feroz y su pandilla nos está persiguiendo y que si puedes apuntarles con tus rayos si ves que vamos a caer por donde ellos están o cerca.

El Sol contestó:

―Pues veo que los lobos y zorros van hacia tu casa. Ve volando hasta tu casa, entra por la chimenea y cierra la puerta con 8 candados.


Y así lo hicieron, volaron rápidamente hacia la chimenea y entonces, en el momento en que estaban al lado de la chimenea a punto de entrar, y justo entonces, se cayó, porque era el momento en que ella paraba de volar. Entonces se pusieron a jugar hasta que el corazón Paula se convirtió en la estrella Ana y la estrella Ana se convirtió en el corazón Paula, porque era un sueño.

FIN

Paula

martes, 27 de marzo de 2012

De piojos y hombres

No falla. Es ver el letrero en la puerta de la clase de mi hija invitándonos a revisar regularmente el pelo de los niños y empezar a picarme la cabeza. Por un instante estoy totalmente seguro de cobijar una colonia entera de piojos y me sube un escalofrío por la espalda. Y eso que, de hacer caso a la mitología china, no debería sentir repulsión por estos bichitos. Dejad que os cuente una leyenda:

Hace mucho, mucho tiempo, en el principio de la existencia, el Universo era un caos que mezclaba cielo y tierra en un todo... con forma de huevo. Dentro del huevo dormía P'an-Ku. Venía haciéndolo desde hacía 18.000 años (mes arriba, mes abajo), y si hubiera seguido haciéndolo no estaríamos aquí y el caos seguiría reinando en el Universo.

Pero un día (o noche, que en aquel entonces aún no existía ni una cosa ni la otra) P'an-Ku despertó. En seguida se sintió incómodo, encerrado en ese pequeño huevo que contenía todo lo que existía. Así que agarró un hacha (sí, había un hacha dentro del huevo. A mí no me miréis, yo no he sido quien se ha inventado la historia) y se puso a golpear a un lado y a otro hasta que se liberó.

P'an-Ku pudo al fin estirarse, y al hacerlo la parte clara y ligera del huevo subió con él dando lugar al cielo, mientras que la más turbia y pesada se quedó abajo formando el suelo. Cielo y tierra se expandieron durante otros 18.000 años (más o menos) y P'an-Ku creció con ellos, haciendo de columna que les impedía volver a mezclarse.

Pero 18.000 años son muchos, incluso para P'an-Ku, y acabó llegado su hora. Afortunadamente su labor había tenido su fruto y cielo y tierra estaban separados ya para siempre. 

¿Y eso que tiene que ver con los piojos de los que hablaba al principio, os preguntaréis?

Pues veréis, la muerte del gigante sirvió para llenar el mundo de nuevas cosas: sus ojos formaron el sol y la luna, su aliento el viento y su voz el trueno. De sus brazos y piernas surgieron montañas entre las que corría su sangre hecha agua. Sus músculos se volvieron fértiles campos recorridos por venas convertidas en caminos, y sobre ellos brillaban las estrellas que habían nacido del pelo de su barba. La piel y el vello de su cuerpo se tornaron árboles y flores que recibían la lluvia y el rocío en que se transformó su sudor (vale, esta parte no es tan bonita. Nunca voy a poder volver a ver la lluvia igual).

¿Y los piojos? Pues mira a tu alrededor. Nosotros somos los descendientes de los piojos y pulgas de P'an-Ku. Así que la próxima vez que te pique la cabeza (no mientas, te acabas de rascar) piensa que tal vez sea algún primo lejano tuyo que no terminó de convertirse en humano.


Malapata


Notas:
  • El texto es una reescritura de una leyenda que conocí en un libro sobre cosmología china que podéis descargaros en la biblioteca Cervantes Virtual.
  • Podéis saber más sobre nuestros primos en en Otros cuentos imposibles.

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.

miércoles, 21 de marzo de 2012

El papa que quiso ser hermoso

(Entrada publicada originalmente en Un café con Clío.)


El Papa Pablo II (1417-1471) se consideraba a sí mismo tan bello que estuvo a punto de adoptar del nombre de Formosus (el guapo) al ser ordenado. Afortunadamente sus cardenales lograron disuadirle. 

Hubiera sido Formosus II, aunque en el anterior caso parece que Formosus era su verdadero nombre.

Fuente: The Popes: A History, de John Julius Norwich.

jueves, 15 de marzo de 2012

La aventura de la garantía

Tal vez no lo sepáis, pero hoy es el día del consumidor. Así he pensado contaros el proceso que tuve que pasar hace unos meses para que me aplicaran la garantía de un producto que había comprado en una popular tienda virtual. No es una historia nueva, desafortunadamente es fácil encontrar vivencias similares en muchos foros, pero al menos tuvo final feliz y me sirvió para conocer un poco más sobre mis derechos como consumidor, conocimiento que tal vez os puedan venir bien si alguna vez os encontráis en una situación similar.

Primero os contaré la historia tal y como sucedió, y al final os dejo los artículos del Real Decreto al que hago referencia durante el texto.

Todo empezó a principios de año, cuando se me averió el mando a distancia de un disco duro multimedia de la marca LaCie que había comprado en Pixmania. Bueno, del todo del todo no se estropeó. Todavía podía encenderlo y apagarlo, pero ya está. Además el disco duro no tenía ningún botón para poder usarlo sin el mando, por lo que no tener el mando era casi como no tener el disco.

Después de encenderlo / comprobar que no funcionaba ninguno de los otros botones / apagarlo unas cincuenta o sesenta veces, empecé a contemplar la posibilidad de que hubiera que sustituirlo o repararlo. Lo primero que pensé fue comprar uno de estos universales, a ser posible que sirviera también para la tele, la TDT, el DVD y el equipo de música, y así podríamos quitar tanto mando de en medio y darle finalmente alguna utilidad a la mesita del salón.

Pero mi gozo en un pozo; en un par de tiendas me dijeron que los mandos universales no servían para los discos duros multimedia, que tenía que adquirirlo en la página del fabricante, lo que suponía un sobrecoste del 50% por gastos de envío.

Como aún no hacía un año que había comprado el equipo decidí mandar un correo a Pixmania para que me indicasen como debía hacer efectiva la garantía. Al día siguiente me respondieron que me pusiera en contacto con el fabricante y "si la marca fabricante no da solución a la avería, tendrá que indicarnos con que servicio ha contactado, nombre de la persona que le ha atendido, así como teléfono. Entonces se tomará en cuenta la reparación a través de Pixmania".

A mí me sonó un poco a quitarse el asunto de encima a ver si caía la breva y otro se ocupaba del asunto, o, todavía mejor, ver si me aburría por el camino. Pero como rellenar el formulario de contacto del fabricante no me costaba nada me puse manos a la obra. Total, que escribí a LaCie y les conté que tenía un mando averiado. Bueno, que el botón de encendido / apagado sí funcionaba, pero que el resto no.

Al cabo de un par de días me contestaron pidiendo que verificase que tenía pilas, lo que me dio por pensar si se habían molestado en leerse toda mi nota, ya que al parecer la parte de "el botón de encendido / apagado del mando sí funciona" no la habían terminado de entender. O eso o es que ese botón tiene algún tipo de fuente de alimentación independiente (quizá por eso no sea posible replicarlo con los mandos universales, vaya usted a saber).

Total, que volví a escribirles confirmando que sí que tenía pilas (a saber cuántas incidencias se resuelven así para que sea lo primero que te dicen por sistema). A la segunda me dijeron que  "lamentablmente no podemos activarle una orden de sustitución , porque su producto ha sido comprado desde Pixmania que le hace cargo de la reparación o la sustitución del mando a distancia". Eso me lo podían haber dicho en el primer mensaje, pero bueno.

Otra vez de vuelta a Pixmania (como parecía lógico desde el primer momento). Cuando les digo que LaCie no se hace cargo, me responden que el mando a distancia "es un accesorio y según nuestras condiciones generales de venta, los accesorios tienen 6 meses de garantía" y que ese tiempo ya había pasado. Otra cosa que podían haberme dicho en el primer mensaje. 

miércoles, 14 de marzo de 2012

La reina del disimulo

Creo que mi hija de cinco años está tramando algo. No sé deciros exactamente por qué, es difícil adivinar qué pasa por su cabeza. Pero hay algo en su comportamiento que me hace sospechar.

Veréis, ayer entró por la puerta charlando con su madre y en cuanto me vio dijo:

-Papá, no venimos hablando de nada, ¿eh? De nada.

Poco después se acercó a la cocina y me preguntó:

-Papá, ¿cuándo es el día de los Papás?

-Todavía faltan unos días.

-Ah, ¡gracias!- y se giró a seguir con su juego. Pero a mitad de camino se volvió y me dijo, muy seria:

-Pero Papá, esa información no me interesa nada, ¿vale?

Lo dicho, la reina del disimulo.


domingo, 11 de marzo de 2012

Una rendición con condiciones

(Entrada publicada originalmente en Un café con Clío.)


Hay un proverbio que dice "soldado que huye sirve para otra guerra". Aunque claro, por muy superior que sea el enemigo al que uno se enfrenta, eso de rendirse no deja de tener un regustillo poco honorable que algunos intentan camuflar como pueden.

Uno de estos casos aparece reflejado en el libro El día D de Antony Beevor, que cuenta la anécdota de un cuerpo de infantería americano que avanzaba hacia Cherburgo dos semanas después del desembarco. Cortándoles el paso encontraron una posición defensiva alemana. Procurando evitar un enfrentamiento el coronel MacMahon ordenó que se avisara a los alemanes que se rindieran o se atuvieran a las consecuencias.

Ya estaría mascullando el coronel americano por la cabezonería germana y preparándose para ordenar a sus artilleros que machacaran la posición cuando empezaron a surgir soldados llevando banderas blancas. Entre ellos un grupo de cinco oficiales que pidió vérselas con quien estuviera al mando.

Oficiales dialogando (wikipedia).

A partir de aquí no puedo dejar de imaginarme la situación a la manera de la genial Un, dos, tres de Billy Wilder, cambiando al coronel MacMahon por el director MacNamara y a los cinco oficiales alemanes por los tres delegados soviéticos. Así, los alemanes se habrían dirigido al americano haciéndole saber que el comandante de su guarnición era consciente que allí ya no tenían nada más que hacer, pero tampoco que no quería rendirse de una forma que humillase al ejército alemán. Solicitaba a MacMahon que, si no le resultaba mucha molestia, les lanzasen con sus morteros algunos proyectiles de fósforo blanco para que pudiera capitular sintiendo que había "cumplido con sus obligaciones con el Führer".

jueves, 23 de febrero de 2012

Los maravillosos dibujos de Skottie Young

Hace un tiempo traje por aquí el divertido dibujo de un bebé Magneto por Victor Hugo Queiroz. Curioseando me enteré que era una recreación de una obra del dibujante estadounidense Skottie Young, que lleva años trabajando en diferentes series de Marvel ganando por el camino algún que otro premio Eisner.

En cuanto le eché un vistazo al blog de Skottie Young quedé enganchado. Me encanta la personalidad que logra insuflar a sus dibujos, su sentido del humor y esos bocetos con los que juega a interpretar personajes populares del cómic o el cine. Así que cuando me enteré que habían editado en España un cómic en el que los lápices de Young daban vida a los personajes de El maravilloso mago de Oz me lancé a buscarlo.

Portada de El maravilloso mago de Oz 2


Y puedo deciros que no me ha defraudado. Los dibujos de Skottie Young acompañan perfectamente a la historia, creando una adorable Dorothy, un simpático espantapájaros (mi favorito), un dulce león cobarde... y así hasta completar una estupenda galería de personajes y lugares. Un cómic que no solo he disfrutado yo: al poco de abrirlo ya tenía a mi hija revoloteando a mi alrededor, y poco después sentada a mi lado disfrutando de las aventuras de Dorothy y sus acompañantes.

A continuación os dejo una selección de los dibujos que más me han gustado de la página de Skottie Young en DevianArt. Que los disfrutéis.

Fairy Quest

Kid Vader

domingo, 12 de febrero de 2012

Amy Mebberson, jugando con princesas y muppets

Ayer pasé un rato muy divertido buceando en el Tumblr de Amy Mebberson, una ilustradora estadounidense que ha trabajado como animadora para Disney y ahora dibuja cómics con personajes de Pixar y Muppets. Una auténtica gozada ir pasando las páginas y ver como combina a personajes de Disney o Jim Henson con otros elementos de la cultura popular como los X-Men, Dr. Who, La guerra de las galaxias o Indiana Jones.

Como siempre, he seleccionado algunos de mis favoritos, pero podéis ver más en su Tumblr, su página en DeviantART o su blog.

The Jones Boys

Gotham City Princesses

viernes, 10 de febrero de 2012

Paraísos que surgieron del hambre

(Entrada publicada originalmente en Un café con Clío.)

A lot of them
A lot of them, fotografía de Gaurav-P.

La imagen sobre estas líneas está tomada en el cráter del NgoroNgoro, junto al Parque Natural del Serengueti; un paraíso natural, una ventana al pasado de África en el que el tiempo se ha detenido, libre de la mano del hombre. O, al menos, eso es lo que pensaba al contemplar esos hermosos documentales de naturaleza que todos hemos dicho ver alguna vez. 

Sin embargo no es así. Algunos de los parques naturales africanos más conocidos (Serengueti, Masai Mara, Tsavo...) no son la imagen congelada de un pasado inalterado, sino el resultado de una serie de catástrofes que sacudieron a la población africana en el tránsito del siglo XIX al XX.

lunes, 30 de enero de 2012

Los glamourosos años 60 de Kevin Dart

El artista norteamericano Kevin Dart decidió dedicarse a la ilustración cuando en unas vacaciones descubrió una pila de viejas revistas LIFE de los años sesenta en casa de sus padres: "Recuerdo sentir que no había nadie que pudiera compararse con los antiguos ilustradores de esas revistas. Después de eso, empecé a investigar y estudiar más ilustradores clásicos hasta que se convirtió en un completa obsesión".

Este amor por la estética más glamourosa de los años sesenta se desprende de muchos de sus trabajos. Por ejemplo, en este estupendo anuncio para la firma de gafas Persol, codirigido con Stéphane Coëdel.




Tras un paso por Nintendo, Kevin Dart dejó los videojuegos por la animación, con trabajos en Disney, Pixar y Cartoon Network. Entre sus trabajos se cuenta además un anuncio para la promoción de las Olimpiadas de Londres 2012 en la BBC o carteles para la gira del grupo No Doubt.


miércoles, 18 de enero de 2012

Con la deuda no se juega: Egipto 1882

(Entrada publicada originalmente en Un café con Clío.)

 
Hoy quiero contaros una historia en la que el responsable de hundir la economía deja su cargo, y no solo sale indemne sino que además se lleva una buena indemnización, en que unos países acaban dictando la política de otro en nombre del déficit y en la que ciudadanos hartos de sufrir las consecuencias de una crisis de la que no son responsables protestan pidiendo más democracia. ¿La Europa de nuestro tiempo? No. Egipto a finales del siglo XIX. Para que luego digan que la historia no se repite.


El sueño de Ismail

Ismail Pacha
Ismail Pachá. Autor desconocido.

Desde 1863 gobernaba Egipto Ismail Pachá, nieto de Mehmet Alí, un soldado albanés albanés que había sabido maniobrar para hacerse con el poder en los convulsos tiempos que siguieron a la retirada del ejército napoleónico. Mehmet había convertido a Egipto en una potencia local, que seguía bajo soberanía turca solo nominalmente.

Ismail había continuado y acelerado el programa de reformas de su abuelo,  con el objetivo de poner a Egipto al nivel de las países europeos: "No somos un país de África, sino un país de Europa", decía. Al mismo tiempo extendía sus fronteras hacia el sur, con el sueño de construir un nuevo imperio egipcio que se extendiese a lo largo del Nilo, desde el nacimiento hasta su desembocadura.

Pero todo esto costaba dinero. Mucho. E Ismail, aunque culto y trabajador (pasaba todos los días entre ocho y doce horas diarias en su despacho dedicado a los asuntos de estado), tenía un importante defecto: no entendía nada de economía. Y otro aún mayor: elegía para representarle a personas aún más incapaces (o corruptas).


sábado, 7 de enero de 2012

Indefensión aprendida

Hace unos días visitaba el blog Trafegando ronseis cuando me encontré con este vídeo. En él lo que parece una profesora induce en algunos de sus alumnos una indefensión aprendida. ¿Y qué es eso, os preguntaréis? Justamente eso mismo hice yo, me puse a buscar por la red y, casualidades de la vida, ese mismo día coincidí con una médica y le pregunté al respecto. Pero mejor veis primero el vídeo:


Curioso, ¿verdad? Al menos así me lo pareció a mí. Y como curioso y curiosidad comparten la misma raíz, pues ahí que me lancé a buscar por la red qué era eso de la indefensión aprendida. En la Wikipedia hispana no había nada, pero sí cuenta con un artículo en la inglesa. Aunque si no queréis leer en inglés, en la primera página de búsqueda en Google se encuentran estas notas y esta entrada que dicen más o menos lo mismo, aunque yo me he guiado por Wikipedia para escribir esto.

Resumiendo, la indefensión aprendida surge cuando estamos sometidos a una situación incómoda o dolorosa ante la que nos parece que no podemos hacer nada. Como es inútil luchar dejamos de hacerlo, y aunque más adelante nos surja la ocasión de cambiar las cosas ya no nos molestamos en intentarlo, hemos asumido que así es como son las cosas.
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