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miércoles, 1 de enero de 2014

Mr. Scrooge

Scrooge miraba fijamente la ventana por dónde acababa de desaparecer el espíritu de las navidades pasadas. Trató de cerrarla, pero las manos le temblaban tan violentamente que era incapaz de deslizar el pestillo. Se las quedó mirando: arrugadas, llenas de manchas y venas azules, las manos de un hombre que se acercaba al final de su vida. Una vida que... 

"¡Tonterías!", exclamó mientras se lanzaba sobre su escritorio. Sus manos, de nuevo firmes, rebuscaban entre los cajones, arrojando al suelo pagarés, facturas, contratos. "¡Tonterías!". Tenía que estar por ahí, recordaba perfectamente haberla guardado sin pensar en tener que utilizarla nunca.

Al fin la encontró en medio de un fajo de letras de cambio. Él era Ebenezer Scrooge, y nunca había tenido que rendir cuentas a nadie. Su vida era suya, suyas sus decisiones, y ningún espíritu demoníaco tenía derecho a decirle cómo tenía que haberla vivido.

Acarició los bordes de la pequeña tarjeta mientras leía "¿A quién vas a llamar? Cazafantasmas."

viernes, 15 de febrero de 2013

Suena el teléfono

—¿Diga?

— ... Buenos días, ¿podría hablar con el titular de la línea?

—No está.

—¿Y sabe cuándo estará en casa?

—No. Hizo las maletas y se marchó hace dos días. No he vuelto a saber de ella... Entonces, ¿tampoco está contigo?

—No.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Nochevieja robot

La última noche del año es una celebración muy emotiva en casa de las familias robot. Aunque cada vez menos frecuente, siempre existe la posibilidad de que la actualización anual de firmware borre los archivos de memoria de alguno de sus miembros.

jueves, 17 de mayo de 2012

Final de cuento moderno

...y entonces el Lobo logró convencer a las ovejas de que no podían seguir permitiéndose mantener al perro, y que debían deshacerse de él si querían que su granja volviera a ser rentable.

FIN

lunes, 5 de julio de 2010

La tortuga y Aquiles

Por fin, según el cable, la semana pasada la tortuga llegó a la meta.

En rueda de prensa declaró modestamente que siempre temió perder, pues su contrincante le pisó todo el tiempo los talones.

En efecto, una diezmiltrillonésima de segundo después, como una flecha y maldiciendo a Zenón de Elea, llegó Aquiles.

FIN

Del libro La oveja negra y demás fábulas de Augusto Monterroso.

lunes, 21 de junio de 2010

Un deseo

Tumbados sobre la hierba vimos pasar una estrella fugaz:
-Pide un deseo-, me dijo.
-Ya se ha cumplido.

Creative Commons License

lunes, 14 de junio de 2010

La mirada de Mashnun

Por todo Oriente se contaba de boca en boca la apasionada historia de amor de Leila y Mashnun. Los recitadores de cuentos la transmitían de ciudad en ciudad y todos insistían, utilizando numerosas metáforas, en la belleza ya legendaria de la joven, cuya pérdida había conducido a Mashnun a la locura y a la vida errante.

Al escuchar tantas alabanzas, el califa quiso conocer a Leila, que era una persona viva, de verdad. La llamó a Bagdad y la joven acudió. El califa la hizo sentarse ante él.

Durante una hora, sin moverse, la estuvo mirando.

A continuación, tomó una taza de té, cambió de postura y la miró durante una hora más.

Transcurrido ese tiempo, se levantó, dio algunos pasos y volvió a sentarse enfrente de Leila, que no decía ni palabra.

Al cabo de esa tercera hora, el califa le dijo:

-Pero ¿cómo es posible que se cuenten sobre ti todas esas maravillas? Te miro, te veo y no entiendo lo que dicen de ti.

-Me miras -le dijo Leila-, pero no tienes los ojos de Mashnun.

Recopilada dentro de El segundo círculo de los mentirosos. Cuentos filosóficos del mundo entero, de Jean-Claude Carrière.

miércoles, 21 de abril de 2010

Primera cita

Antes de la primera cita me sonaron las tripas. Nervioso, me comí las flores que te llevaba para que no volviera a suceder. En urgencias me cogiste la mano.

Creative Commons License

miércoles, 17 de marzo de 2010

El último hombre

El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación. Llaman a la puerta.

Fredric Brown

domingo, 7 de febrero de 2010

La fe y las montañas

Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios.

Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.

La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio.

Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.

FIN

Del libro La oveja negra y demás fábulas de Augusto Monterroso.

martes, 2 de febrero de 2010

Vendo

Vendo zapatos de bebé. Sin usar.

Atribuido a Ernest Hemingway.
En su versión original, el microrrelato consta de seis palabras: "For sale: baby shoes, never worn". Es decir, dos más que El emigrante de Luis Felipe Lomelí que apareció por aquí hace unos días, y que en la entrada de Wikipedia relativa a Augusto Monterroso calificaban como "el cuento más breve de la literatura universal". Pero si incluímos su título, que es fundamental para dar al relato su fuerza, alcanzamos las seis palabras del microrrelato de Hemingway.

En fin, cuestiones de cuentas y no de cuentos. Si queréis saber un poco más de estas historias os recomiendo este artículo de Letras Libres.

miércoles, 27 de enero de 2010

El emigrante

- ¿Olvida usted algo?
- ¡Ojalá!

Luis Felipe Lomelí

Considerado como el cuento más breve de la literatura universal. Gracias a Clara por descubrírmelo.

martes, 17 de noviembre de 2009

La mosca que soñaba que era un águila

Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un Águila y que se encontraba volando por los Alpes y por los Andes.

En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como sufrir a conciencia dándose topes contra los vidrios de su cuarto.

En realidad no quería andar en las grandes alturas o en los espacios libres, ni mucho menos.

Pero cuando volvía en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes en la almohada.

FIN

Del libro La oveja negra y demás fábulas de Augusto Monterroso.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Revolución

Me contaron que estabas enamorada de otro
Y entonces fui a mi cuarto
Y escribí este artículo contra el gobierno
Por el que estoy preso.

Ernesto Cardenal

lunes, 26 de octubre de 2009

Los pájaros

Los presos políticos uruguayos no podían hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido, ni saludar a otro preso. Tampoco podían dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.

Didaskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso, recibió un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años.

La hija le traía un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompieron a la entrada de la cárcel. Al domingo siguiente, Milay le trajo un dibujo de árboles. Los árboles no estaban prohibidos.

Didaskó le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles. Muchos pequeños círculos entre las ramas:

-¿Son naranjas? ¿Qué frutas son?

La niña le hace callar: Ssshhhhh. Y en secreto le explica:

-Bobo. ¿No ves que son ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.

Eduardo Galeano

domingo, 18 de octubre de 2009

Azúcar

Hoy, en la ciudad, todos, absolutamente todos, se levantaron con granos de azúcar en los labios. Pero sólo se dieron cuenta los que, al despertarse, se besaron.

Anónimo
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